¡Vivan las mujeres que nos dieron patria!
El movimiento de la Independencia de México, contó con el aporte de mujeres de todos los sectores sociales, quienes participaron como espías, mediadoras, guerreras, enfermeras y cocineras. Mujeres que en el anonimato dejaron a un lado los prejuicios y el reconocimiento social para unirse a la lucha. La participación sobresaliente de la mujer no sólo no fue valorada en su totalidad, sino que pocas son las registradas. Este olvido en la historia puede tener relación al papel subordinado y discriminante de la sociedad, no obstante muchas fueron las mujeres que desafiaron la estructura social y se sumaron a la lucha, dándonos Patria.
- María Ignacia Javiera Rafaela Agustina Feliciana Rodríguez de Velasco y Osorio Barba Jiménez Bello de Pereyra Hernández de Córdoba Solano Salas Garfias mejor conocida como María Ignacia Rodríguez de Velasco, la Güera Rodríguez (1778-1850). Apoyó la causa insurgente con su dinero y relaciones, siendo incluso acusada de herejía por defender la independencia y por haber mantenido tratos con el cura Miguel Hidalgo y Costilla. Fue llevada ante el tribunal de la Santa Inquisición, el 22 de marzo del 1811, donde también la acusó Juan Saénz de Mañozca de inclinación al adulterio. Los cargos se levantaron por falta de pruebas, después de que María Ignacia argumentara en su defensa sobre la moralidad y orientación sexual del inquisidor. Después de su audiencia, el virrey Francisco Javier de Lizana la exilió de Querétaro por un corto tiempo. También participó en la alta política al sugerir que el hombre que buscaba Fernando Séptimo para negociar con los Insurgentes quién era Agustín de Iturbide.
- María Luisa Martínez de García Rojas (1790-1817). Originaria de Erongaricuaro, Michoacán, sirvió especialmente de correo entre los insurgentes que peleaban por la independencia nacional, contra los realistas. Antes de ser fusilada pregunto: “¿Por qué tanta obstinada persecución contra mí? Tengo derecho a hacer cuanto pueda en favor de mi patria, porque soy mexicana. No creo cometer ninguna falta con mi conducta, sino cumplir con mi deber”.
- Manuela Medina, “la Capitana” (?-1822). Mujer entusiasta y decidida que dejó familia, hogar y tranquilidad para buscar en las trincheras y los azares del combate la satisfacción de ofrecer su esfuerzo a cambio de la libertad de México. Obtuvo su grado de “Capitán”, desde los primeros meses de 1813, tres años después de haberse iniciado la Guerra de Independencia. Dicho grado lo expidió la Suprema Junta de Zitácuaro, Michoacán, establecida en la Plaza de Sultepec. Entre las grandes batallas que combatió destaca la ocupación del puerto de Acapulco, consumada el 13 de abril de 1813, y la redención del Castillo de San Diego (fortaleza acapulqueña), lograda el 20 de agosto del mismo año. Cuando terminó el movimiento armado ella no se unió a Agustín Iturbide ya que tenía ideas muy claras sobre lo que quería. Murió pobre, sola y con múltiples heridas que le había ocasionado la Guerra. Entre los actos más extraños que hizo “La Capitana” está el viaje de más de 500 kilómetros sólo para conocer a José María Morelos y Pavón por quien sentía una gran admiración.
- Carmen Camacho. Mujer que trataba de convencer a los soldados realistas para que se pasaran al ejército insurgente, fue fusilada por lo mismo. Al morir le pusieron un letrero que decía: “Ejecutada por seducir a la tropa realista . Fue parte del grupo conocido como “las seductoras”.
- María Tomasa Estévez. Considerada también como parte de las “seductoras”, fue fusilada por Agustín Iturbide por seducir a tres soldados, aunque en realidad solo les dio asilo por una noche en su casa puesto que los dejó dormir ahí, por ello la confundieron y la fusilaron igualmente. Otras “seductoras” Felipa, Antonia Feliciana, María Martina, y María Gertrudis Carrillo, fueron cinco hermanas que fueron apresadas por lo mismo.
- Mariana Rodríguez del Toro. Mujer de 19 años que fue encerrada diez años en la cárcel a pesar de pertenecer a la clase alta, por haber conspirado durante la noche en que agarraron a Miguel Hidalgo. Cuando lo supo estaban reunidos en una tertulia varios conspiradores y dijo: “¿Qué no hay otros hombres en América que los generales que han caído prisioneros? Entonces fue que se le ocurrió la idea de secuestrar al Virrey, asunto en el que todos los participantes estuvieron de acuerdo y que fueron preparando poco a poco para el 30 de abril de 1811. Sin embargo, uno de los presentes la traicionó, cuando fue y se confesó con el Sr. Cura, por lo que, tanto a ella como a su esposo, los metieron a la cárcel. Fue liberada en 1820, murió poco después de la Independencia porque el estar presa minó salud.
- Amalia Robles Dávila (1891-1984). Mujer campesina, zapatista, llegó al grado de coronela en el Ejército Libertador del Centro y del Sur.
- Carmen Serdán (1875-1948). Revolucionaria poblana, hermana de Aquiles Serdán. Ella, su esposo, hermano y otros familiares integraban una célula revolucionaria que realizaría un levantamiento armado en 1910 en coordinación con otros grupos revolucionarios. Al ser descubiertos se defendieron hasta que se les agotaron las municiones, quedando presos ella, su madre y cuñada, siendo asesinados sus hermanos y esposo.
- Juana Gutiérrez de Mendoza (1875-1942). Nació en Durango, maestra normalista, combinó su actividad con la lucha de los trabajadores por una sociedad más justa. Sus relaciones con las organizaciones obreras y campesinas fueron frecuentes y se distinguió como organizadora y periodista. Fundó el periódico “Vesper” y “El Desmonte” y tuvo relación con los hermanos Flores Magón. Muchas veces es encarcelada por su labor contra la dictadura de Porfirio Díaz.
- Elena Armendariz. Colaboradora de Madero. Fundó la Cruz Blanca durante la Revolución para atender a los heridos que no eran atendidos por la Cruz Roja, ya que ésta solo veía por los soldados que pertenecían al Gobierno de Porfirio Díaz. Fue periodista y también fundo la Liga de las Mujeres Latinoamericanas que buscaba la emancipación femenina, entre sus consignas se encontraban el derecho al voto y a ser electas. Vivió en el exilio en la Ciudad de Nueva York casi 10 años.
- Marcela “Madre de los desvalidos”. Sin mencionar apellidos y lugar de nacimiento, esta mujer de edad avanzada fungió como correo de los insurgentes desde León hasta Puerto Espino, donde Mateo Franco dirigía las fuerzas de Don Ignacio Rayón. Por su importante servicio y a los graves peligros que implicaban sus empresas, los insurgentes la apreciaron y en gratitud a la ayuda a la causa, la llamaron “Madre de los Desvalidos”.
- Altagracia Mercado. Heroína de Huichapan. Mujer que formó un pequeño ejército con su propio dinero tras enterarse de la lucha por la libertad contra los realistas. Por desgracia de su pequeño ejército solo ella sobrevivió y continuó luchando, acto con el cual se ganó la admiración de los jefes españoles, quienes fusilaban a los prisioneros, pero gracias a su acto valeroso el coronel consintió que mujeres como ella no debían morir.
- Antonia Nava de Catalán “La Generala”. Hija predilecta de Tixtla y heroína de la Independencia. Es recordada por presentarse ante el general Nicolás Bravo, con actitud enérgica al lado de numerosas mujeres, para decirle: Venimos porque hemos hallado la manera de ser útiles a nuestra Patria. ¡No podemos pelear, pero podemos servir de alimento! “He aquí nuestros cuerpos que pueden repartirse como ración a los soldados; y dando ejemplo de abnegación sacó del cinto un puñal y se lo llevó al pecho”. Su acto generó gran admiración y motivación, las mujeres se armaron de machetes y garrotes y salieron a pelear contra el enemigo. Ganándose el título de La Generala. Cuando su esposo fue asesinado por los realistas, Morelos la llamó para consolarle y decirle que ese y más sacrificios debían hacerse por la Patria, a lo que la Generala contestó: “No vengo a llorar; no vengo a lamentar la muerte de mi esposo; sé que cumplió con su deber; vengo a traer cuatro hijos; tres que pueden servir como soldados, y otro que está chico será tambor y reemplazará a su padre.
- María Josefa Martínez. Luchaba hombro con hombro con su esposo, vestida de hombre; a la muerte de éste siguió luchando, pero fue apresada y recluida en la Casa de las Recogidas de María Egipciaca en Puebla, siendo que gracias a su Padre le dieron el indulto.
- María Francisca “La Fina”. En un manifiesto que el Gobierno Provisional Mexicano dirigió a los americanos desde el fuerte de Jaujilla, el 24 de mayo de 1817, se dice acerca de María la Fina, lo siguiente: Vosotros, habitantes de esta Provincia, lo habéis visto (al insurgente indultado Manuel Muñiz) abandonar con escándalo su propia mujer, y abarraganarse con una prostituta y deshonrada por los azotes, que en las posaderas se le dieron en la plaza de Tacámbaro. Esta vil embaucadora, llamada vulgar e irónicamente La Fina, ha sido la causa de innumerables de vuestros daños y detrimentos: ella en realidad era el comandante, daba los empleos militares, protegía a los bribones favoritos y disponía a su antojo del fondo nacional: ella se apropió la hacienda de la Loma y de Chupio, los ranchos de Cirucio y del Quahulote. (Gabriel Armijo, tomo 13, f. 21, Archivo General y Público de la Nación) La Fina parece que antes había sido también favorita del insurgente Marroquín.
- Francisca Marquina de Ocampo. Fue esposa del insurgente Antonio Pineda, prisionera de los realistas. Eugenio de Villasana le comunicó desde Taxco al virrey Félix María Calleja, el 12 de marzo de 1814, “enterado de que Prisca Marquina le había acompañado en todas sus correrías, prestándose en algunos puntos con sus charrateras y sable, llena de tanta vanidad y orgullo, que amenazó varias veces a algunos sujetos de ese pueblo; evitando que su difunto esposo se presentase al indulto, como posteriormente se me informó, tenía determinado, en cuya atención dispuse su arresto y conducción a la capital en el día de mañana para los fines que fuesen del superior agrado de V.E”.
- María Josefa Martínez. A la muerte de su esposo, el jefe insurgente Miguel Montiel, María Josefa se vistió con ropa de hombre y al frente de los llamados rebeldes, combatió hasta que fue arrestada y condenada a prisión perpetua en la casa de reclusión de Puebla.
- María Manuela Molina. Esta extraordinaria mujer nacida en Taxco, anduvo en las campañas de Morelos al lado de otras mujeres, se le concedió el cargo de capitana y logró poner en fuga a los realistas. En un diario de la expedición de Morelos a Acapulco desde Oaxaca, se lee: “llegó doña María Manuela Molina, india natural de Taxco, capitana titulada de la Suprema Junta. Esta mujer llevada del fuego sagrado que inspira el amor de la patria, comenzó a hacer varios servicios a la nación hasta llegar a acreditarse y levantar su compañía. Se ha hallado en siete batallas y entusiasmada con el gran concepto que el señor General le han acarreado sus victorias, hizo viaje de más de cien leguas para conocerlo, expresando después de lograrlo, que ya moriría gustosa, aunque la despedazara una bomba de Acapulco. Ojalá que la décima parte de los americanos tuvieran los mismos sentimientos”.
- Rosa Jacinta de la Paz. Mujer indígena del Valle del Maíz, se recuerda y reconoce por avisar a los insurgentes de la próxima llegada al lugar de las fuerzas realistas. Esto aconteció en 1813, y gracias a Rosa Jacinta, la sorpresa preparada no pudo realizarse. El jefe realista Antonio Elosúa la hizo prisionera el 22 de enero, y se ignora qué sucedió con ella posterior a esa fecha.
- María Luisa Martínez de García Rojas. Esposa de Esteban García Rojas apodado ¡El Jaranero”. Ella apoyó con dinero, comida, armas municiones, ya que tenía buena posición económica. Estuvo junto a su marido peleando hasta que en Erongarícuaro, Michoacán, perdieron la batalla y junto con los hombre fue hecha prisonera. En el cementerio del pueblo los fusilaron. Cuando le tocó su turno, gritó con todas sus fuerzas: “como mexicana tengo el derecho de defender mi patria”. Acto seguido se desplomó abatida.
- María Rita de la Trinidad Pérez Jiménez. Originaria de San Juan de los lagos, casada con el insurgente Pedro Moreno, acompañó a su esposo en la campaña de la independencia, estuvo en el sitio del Fuerte del Sombrero. Durante el sitio supo que su hija pequeña era prisionera por el jefe realista Brilanti. Roto el sitio del Fuerte del Sombrero, fue hecha prisionera y conducida a León con sus hijos. Fue hasta lograrse el triunfo de la independencia cuando Rita Pérez regresó a su lugar natal y murió a la edad de 82 años.
- María Josefa Marmolejo de Aldama. Hija del alcalde de león, José Francisco Marmolejo. Se destaca por negarse a colaborar con la causa realista junto a las hermanas del cura Hidalgo y otras damas de sociedad. Se ocultaron en San Miguel Allende de la tropa del general Félix María Calleja y tras ser descubiertas se niegan a informar del paradero de los hombres que partieron a la lucha. En las páginas de la historia se le destaca por su aplomo, dignidad y su carácter indomable ante las fuerzas realistas.
- Juana Guadalupe Arcos Barragán “La Barragana”, de acuerdo a los archivos históricos del Gobierno de Morelos, comandó a un grupo de campesinos que se unió al General José María Morelos. Nació en 1780 y murió en 1820 durante la Guerra de Independencia.
- Ana María Machuca. Se tienen pocos datos sobre ella, sin embargo se le reconoce como una activista que luchó por la liberación, fue condenada el 24 de mayo de 1816 a un año y seis meses de cárcel en la Casa de Recogidas.
- Gertrudris Bocanegra (1765- 1817). Heroína de la Independencia. El 16 de septiembre de 1810, Gertrudis convenció a su esposo Lazo de Vega a unirse a la causa de los insurrectos con su hijo; cuando la columna insurgente pasó por sus tierras ambos se agregaron a las fuerzas rebeldes de las filas de Miguel Hidalgo. Además, organizó una red de comunicación en cuyo funcionamiento las mujeres de la región tuvieron una gran relevancia, reclutó fuerzas, gente y además hacía reuniones en su casa con los rebeldes. En 1817 fue traicionada y se cuenta que, el día de su fusilamiento antes de morir, sus últimas palabras fueron para convencer al pelotón y a las personas que presenciarían su ejecución para que se unieran a la causa de la libertad.
- María de la Soledad Leona Vicario Fernández (1789-1842). Una de las primeras mujeres periodistas de México, nacida en 1789 de férreo carácter y formación intelectual, se unió a la sociedad secreta de los Guadalupe que trabajaba a favor de la Independencia. A los 20 años gastó el patrimonio de sus padres para comprar armas y proveer de comida a los insurgentes, ayudaba a las familias de los apresados y reclutaba hombres. Escribió informes en un código secreto en el periódico “El Ilustrador Americano”, pero a la edad de 24 años fue aprehendida y amenazada con pasar el resto de su vida en la cárcel si no delataba a sus compañeros de lucha, Leona eligió la cadena perpetua; pero su gente no tardo en rescatarla. Al salir siguió escribiendo al lado de su esposo y ambos defendieron su proyecto de nación. Murió en 1842.
- Josefa Ortiz de Domínguez (1774-1829). Esposa del Corregidor de Querétaro (especie de juez), mujer que era parte de la Conspiración de Querétaro junto con Don Miguel Hidalgo y Costilla e Ignacio Allende, que planeaban un levantamiento para el 1o de Octubre de 1810 contra la Corona Española, dado que los delataron, y su esposo se enteró y le dieron la orden de agarrar a los culpables, la encerró para protegerla, entonces ella pegando con un zapato en el piso llamó al alcalde Ignacio Pérez que vivía en el piso de abajo, quién pudo advertirles a Don Miguel y a Allende que habían sido traicionados, por lo que adelantaron la lucha de manera que, la noche del 15 al 16 de Septiembre se dio el Grito de Independencia con el cuál se inició formalmente la lucha en Dolores, Guanajuato, hoy Dolores Hidalgo. Josefa fue enviada castigada a un Convento en dónde vivió muchos años hasta que la dejaron salir. Nunca quiso que le reconocieran lo que hizo. Murió de Pleuresía en 1829.
❤ ¡Vivan las mujeres que nos dieron Patria!
¡Vivan las mujeres que continúan luchando! ¡Vivan!
¡Viva México!
Comentarios
Publicar un comentario